
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Para visitar a David en Hebrón, Abner se hizo acompañar de veinte hombres, y David les ofreció un banquete a todos ellos» (2 Samuel 3:20)
Imagina a dos enemigos mortales. Por un lado, tenemos a Abner, que era el comandante del ejército del rey Saúl, y por el otro, al pastor David, que fue ungido por Dios para ser el futuro rey en lugar de Saúl. Obviamente, había un clima de tensión política y rivalidad militar entre ellos. La muerte de Saúl agravó aún más esta situación.
Sorprendentemente, el encuentro entre David y Abner marca un momento de búsqueda de reconciliación. A pesar de ser perseguido por Saúl y sus seguidores, David demuestra una actitud de perdón y amor. «Para visitar a David en Hebrón, Abner se hizo acompañar de veinte hombres, y David les ofreció un banquete a todos ellos» (2 Samuel 3:20), mostrando que estaba dispuesto a perdonar y olvidar las ofensas del pasado en busca de un futuro de paz y armonía. Esta actitud refleja los principios de reconciliación que encontramos en las Escrituras. Jesús mismo enseñó: «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9).
Así como David buscó la paz con Abner, nosotros estamos llamados a tener actitudes de paz, a buscar la reconciliación en lugar de alimentar el conflicto y el odio. El desafío es grande, porque la búsqueda de la reconciliación con los enemigos requiere sacrificios. Pero es bueno saber que la obra de Cristo ofrece la reconciliación entre el ser humano, un pecador, y el Dios santo. Es con la fuerza que viene de Cristo que podemos vivir el perdón entre las personas. El encuentro de David y Abner nos recuerda que, a pesar de las divisiones y los conflictos del pasado, es posible buscar la reconciliación y la paz.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Querido Dios, que busquemos la reconciliación contigo a través de la obra de Jesús. Que esta reconciliación nos lleve a perdonar y a luchar por la paz. En Cristo. Amén.
Autor: Kássio Roberto Loose