
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa» (Lucas 19:9)
Zaqueo era un hombre que tenía todo lo que el dinero podía comprar. Era un recaudador de impuestos muy deshonesto. A pesar de su gran riqueza, era un hombre infeliz. Había un vacío en el corazón de Zaqueo que nada podía llenar. Sus posesiones eran insuficientes; sus alegrías, fugaces; sus amigos, falsos; su esposa, frente a miradas discriminatorias por parte de las otras mujeres de los judíos. Tenía consuelo, pero no tenía paz. Tenía una buena almohada, pero no tenía la conciencia tranquila.
Él, que estaba en sintonía con todo lo que sucedía a su alrededor, ya había oído hablar de Jesús, de los milagros que hacía, de las poderosas enseñanzas que pronunciaba. Luego pensó: «Jesús es lo que necesito. ¡Quiero ver a Jesús!»
Sin ningún disfraz, se subió a un árbol y, cuando Jesús pasó, fue el blanco de la mirada misericordiosa y salvadora de Jesús. Jesús dijo: «Zaqueo, apúrate y baja de allí, porque hoy tengo que pasar la noche en tu casa» (Lucas 19:5).
¡Qué increíble! Zaqueo, que quería ver a Jesús, fue visto y salvado por él. El Salvador mismo dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues este hombre también es hijo de Abrahán» (Lucas 19:9). De la misma manera, puedes tener a Jesús en tu casa, en tu vida. Lea las Sagradas Escrituras, escuche las enseñanzas de Jesús, confíe en sus palabras. Así, él entrará en tu hogar, en tu vida, y te concederá a ti y a los tuyos el perdón y la verdadera vida que él ganó para ti en la cruz. De la manera en que vio a Zaqueo, Jesús te ve y actúa para atender tus necesidades.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Señor Jesús, gracias por que vienes a mi encuentro. Me buscas y me encuentras, entras en mi vida y me ofrendas la salvación. Gracias por el gran amor que tienes por mi. En tu nombre. Amén.
Autor: Silvio Ferreira da Silva Filho
