
Lectura: «¡Enséñanos a contar bien nuestros días, para que en el corazón acumulemos sabiduría!.» (Salmo 90:12)
«Marcas de lo que se ha ido, sueños que tendremos. Como cada día, nace nuevo cada amanecer.» La letra de esta canción brasilera, a cada fin de año, aparece en la lista de las más escuchadas. Buscando esperanza, anhelamos el fin de lo viejo, asociado a algo malo, y anhelamos la llegada de lo nuevo, que, suponemos, será bueno.
Es un error pensar que lo nuevo siempre es bueno. Una enfermedad nueva no es buena. La partida repentina de un ser querido, de igual forma, no es nada bueno. Trae tristeza, dolor, duelo. ¿Qué esperas del año que viene?
Este es un periodo de promesas vacías. Mientras decimos «este año nuevo voy a perder peso», pedimos una pizza. Algunos dicen: «Este año voy a cuidar mi salud.» ¿será? Cuando prometemos empezar algo «el año que viene», probablemente no empezaremos. El cambio comienza ahora. Hoy es el día de la salvación.
Esta urgencia nos hace entender la petición de Moisés: «¡Enséñanos a contar bien nuestros días, para que en el corazón acumulemos sabiduría!.» (Salmo 90:12).
Al final del año, reflexionemos: ¿cuánto tiempo nos queda? Mientras haya vida, es tiempo de salvación: la tuya, la gente que amas e incluso tus enemigos. Por eso Jesús vino al mundo para morir por todos nosotros. Él resucitó para mostrar que la salvación brillaba sobre toda la humanidad. A través de la Palabra de Dios, Él viene a ti ahora y seguirá viniendo en el futuro para darte un corazón sabio. Hoy es el día de la salvación. Confía en Jesús. Aún hay tiempo.
Oremos: Padre misericordioso, es bueno saber que siempre me cuidas. Pido perdón por las veces que te he ofendido con palabras y acciones. Te doy gracias por el perdón de Cristo. Dame un corazón sabio. Por Jesús. Amén.
Autor: Jarbas Hoffimann
