
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «No se dejen engañar: las malas compañías corrompen las buenas costumbres» (1 Corintios 15:33)
Una preocupación de los padres y familiares es con quién van a salir los más pequeños. «Dime con quién sales y te diré quién eres», dice el viejo refrán. Ya en tiempos del apóstol Pablo se decía: «No se dejen engañar: las malas compañías corrompen las buenas costumbres; así que vuelvan en sí y vivan con rectitud, y no pequen, porque algunos de ustedes no conocen a Dios.» (1 Corintios 15:33-3).
De hecho, es bueno tener cuidado al elegir a nuestros compañeros, porque pueden ser influencias perjudiciales sin que nos demos cuenta. Pero también es muy bueno disfrutar de buena compañía. Caminar junto a personas que siguen a Jesús es tener una fuente de aliento, apoyo e inspiración.
¿Con quién has compartido los buenos momentos de tu vida? ¿Con qué tipo de personas has compartido tus preocupaciones y dificultades? ¿A quién invitas cuando hay algo que celebrar o un buen lugar para ir? ¿Y a quién recurres cuando necesitas hablar? Piensa en incluir más consistentemente en tu vida a aquellos que pueden ser llamados hermanos en la fe, y encontrarás que habrá otro tipo de placer y gozo, mucho más satisfactorio y duradero.
Al hacerlo, tú mismo puedes ser un buen y admirable compañero para los demás. Al caminar junto con el Salvador Jesús, usted y sus amigos se fortalecerán en su convicción sobre el amor de Dios y Su presencia constante en la vida de Sus elegidos.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Buen Jesús, sé mi primera compañía y ayúdame a elegir bien todas las demás. Bendíceme para ser una presencia edificante en la vida de los demás. Por tu amor. Amén.
Autor: Herivelton Regiani