
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «¡Bendito sea el nombre del Señor!» (Job 1:21)
Es común ver a personas alabando a Dios en días alegres, como cuando aprueba un examen de ingreso o un examen público. Cuando estamos agradecidos con Dios, demostramos que ha sido especial en nuestras vidas. Pero, ¿qué pasa en tiempos difíciles?
Job alaba el nombre del Señor en el peor día de su vida. Aquel día Job había perdido a sus siervos, a sus rebaños, a sus animales y a todos sus hijos. Ciertamente fue el peor día de la vida de Job. Aun así, «Entonces Job se levantó y se rasgó las vestiduras, se rapó la cabeza en señal de luto, y con el rostro en tierra adoró al Señor, mientras decía: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré al sepulcro. El Señor me dio, y el Señor me quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!» (Job 1:20-21).
Como en el caso de Job, tenemos días buenos, y también enfrentamos días muy difíciles. Sin embargo, en lugar de tratar de encontrar culpables, debemos confiar en Dios, buscar en Él la fuerza que necesitamos para superar las dificultades y adorarlo en todas y cada una de las situaciones. Jesús tuvo que enfrentar el peor día en la vida de un ser humano para darnos vida. Fue abandonado, crucificado y murió en nuestro lugar, dándonos la mayor razón para alabar a Dios: la salvación.
Tal vez hoy estés viviendo un buen momento, así que no olvides alabar y adorar a Dios. Pero tal vez estés viviendo un día muy difícil, en ese caso, no dejes de confiar en Dios, no dejes de buscar a Jesús para que te ayude en tu dolor. ¡Oren, adoren y alaben al Señor que puede hacer todas las cosas!
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Señor Jesús, en este día quiero alabarte y adorarte, porque estás conmigo. Conoces mis alegrías, mis necesidades y mis dolores. Guíe mis pasos, orienta mis decisiones y bendiga a mi familia. En tu nombre. Amén.
Autor: Evandro Bündchen
