
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Sólo me queda un poco de harina en la tinaja, y unas gotas de aceite en una vasija» (1 Reyes 17:12)
Durante una gran sequía, el profeta Elías le pidió a una viuda refugio y comida. Estaba al borde de la desesperación, con solo un resto de comida. En su angustia, ella dice: ««Te juro por el Señor, tu Dios, que no he cocido pan. Sólo me queda un poco de harina en la tinaja, y unas gotas de aceite en una vasija. Con los leños que me viste recoger, voy a cocer el último pan para mi hijo y para mí. Después de comerlo, nos dejaremos morir»» (1 Reyes 17:12). Sin embargo, esa viuda confió en las palabras del profeta y compartió su comida. Dios no la abandonó y no permitió que le faltara comida en su hogar.
Muchas veces nos enfrentamos a situaciones que aparentemente son imposibles de superar. Es posible que nos enfrentemos a una falta de alimentos, a una enfermedad grave o a una crisis financiera. Sin embargo, Dios es capaz de proveer ayuda de maneras que están más allá de nuestra comprensión.
Tal vez solo cuando llegamos al límite de nuestros recursos nos damos cuenta del milagro de la provisión divina y la misericordia. Podemos confiar en Dios en todo momento, especialmente cuando estamos al límite de nuestras fuerzas. Después de todo, él es el Dios que ha hecho lo que es imposible para nosotros: nos ha librado de la condenación al infierno y nos ha dado la salvación a través del sacrificio de su Hijo.
¿Vives al límite de tus fuerzas? Confía en que Dios puede cambiarlo todo y hacer milagros en tu vida. Cree, por encima de todo, que el milagro más grande que ha hecho por ti; a través de Jesús, él ya te ha dado el cielo. La resurrección de Jesús muestra que Dios va más allá de los límites humanos para rescatarnos y sostenernos.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Dios eterno y poderoso, gracias por tu provisión en mi vida. Dame lo necesario para mi sustento en la vida y en la fe. Por Jesús. Amén.
Autor: Kássio Roberto Loose