
Lectura: «¡Haré memoria de la gran misericordia del Señor! ¡Evocaré sus alabanzas por todo lo que él ha hecho por nosotros! .» (Isaías 63:7)
El espectáculo del Cirque du Soleil es considerado uno de los más grandiosos del mundo. Cualquiera que tenga la oportunidad de ver uno de ellos se queda asombrado por las grandes presentaciones artísticas. Si la gente se maravilla de esto, ¿qué pasa con quienes son testigos del gran poder de Dios?
El profeta Isaías anunció el poder del Señor, diciendo: «¡Haré memoria de la gran misericordia del Señor! ¡Evocaré sus alabanzas por todo lo que él ha hecho por nosotros! ¡Por su gran bondad hacia la casa de Israel! ¡Por haber tenido compasión de nosotros, conforme a su gran misericordia!.» (Isaías 63:7). El Señor fue misericordioso con su pueblo e incluso los llevó en brazos ante las dificultades. Sin embargo, aun así, Isaías dice que el pueblo se ha alejado de Dios, convirtiéndose en enemigos de Dios.
Ante la advertencia de Isaías, el pueblo lamentó y deseó de nuevo tener el poder de Dios a su favor. Querían volver al Señor que los liberó y los guio por el mar abierto en tiempos de Moisés. Ellos querían ver un gran espectáculo. Pero el poder de Dios reapareció de otra manera. Primero, se le vio en un pequeño establo.
La venida de Jesús no ocurrió como el pueblo anhelaba ver, pero este fue el mayor milagro de Dios. Aunque seamos pecadores e indignos, recibimos vida y esperanza en Jesucristo. El pueblo, que esperaba una gran demostración del poder del Altísimo, vio todo ese poder en un pequeño pesebre y en la cruz del Calvario. Jesús es el poder de Dios que salva y da vida.
Oremos: Gracias, Señor Dios, por enviar el poder de la salvación al mundo. En el nombre de Jesús. Amén.
Autor: Walduino Paulo Littig Junior
