
Lectura: «¡Canten al Señor! ¡Bendigan su nombre! ¡Anuncien su salvación todos los días!» (Salmo 96:2)
Cantar es un arte y la voz es un instrumento valioso que llevamos con nosotros, ya que tiene el poder de encantar a muchos corazones. Cantar puede dar vida y alegrar a las personas en tiempos difíciles, así como los villancicos revitalizan y alegran a los corazones atribulados, trayendo luz y esperanza donde antes solo había sombras.
Por eso la Biblia trae bellas músicas, porque contiene mensajes hermosos de Dios. Mira los salmos. Son canciones preciosas que consiguen profundamente el corazón del pueblo de Dios. El Salmo 96, por ejemplo, es una celebración de la alegría de Dios por venir al santuario para revelar su grandeza y gloria. También es un anuncio de la realización de la salvación. Este Salmo tocó el corazón del pueblo y fortaleció su fe en el Mesías que estaba por venir. Es una canción que exalta la salvación que se concreta muchos años después en Jesús.
Hoy alabamos a Dios por enviar a su Hijo Jesús, que vino con un corazón alegre. Escuchó el sonido de martillos y clavos en la crucifixión para anunciar con su voz el perdón de nuestros pecados. Venció a la muerte y resucitó, demostrando que su victoria es la alegría de las canciones. A través de ella, la música se convierte en arte y la voz en un instrumento poderoso. Este mensaje de salvación puede transformar vidas y alegrar a corazones afligidos e indefensos. Por tanto, debemos atender el llamado del salmista: «¡Canten al Señor! ¡Bendigan su nombre! ¡Anuncien su salvación todos los días!» (Salmo 96:2).
Oremos: Querido Padre celestial, gracias por enviarnos a Jesús, nuestra alegría y salvación. Que cantemos y proclamemos la vida eterna en Jesucristo. En su nombre, oramos. Amén.
Autor: Walduino Paulo Littig Junior
