
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Como los días en que los judíos se libraron de sus enemigos para vivir en paz, y como el mes en que la tristeza se cambió en alegría y el luto en un día feliz. Les ordenó declararlos días de banquete y de alegría, y de compartir cada uno su comida con su vecino, y de ayudar a los pobres» (Ester 9:22)
«El fin de la tristeza y el luto»: qué maravilloso sería si esta frase se imprimiera en todos los medios de comunicación de nuestro tiempo. ¿Hay un final para la tristeza y el luto?
El libro bíblico de Ester, escrito alrededor del año 400 a.C., nos trae un mensaje de esperanza: «Como los días en que los judíos se libraron de sus enemigos para vivir en paz, y como el mes en que la tristeza se cambió en alegría y el luto en un día feliz. Les ordenó declararlos días de banquete y de alegría, y de compartir cada uno su comida con su vecino, y de ayudar a los pobres» (Ester 9:22). Esto sucedió después de días muy difíciles, cuando el enemigo y los pueblos paganos, que estaban listos para destruir completamente al pueblo de Dios, fueron derrotados.
Esta historia nos muestra que el verdadero pueblo de Dios no puede ser destruido. En ese momento, Dios eligió a la joven Ester como Reina de Persia para proteger a su pueblo. Fue ella quien intercedió ante el rey para librar a los judíos de una destrucción segura.
Desafortunadamente, la alegría y la fiesta que experimentaron esas personas no duraron para siempre. De la misma manera, nuestra alegría y fiesta también se ven interrumpidas por días de tristeza y luto. En un mundo que estaba manchado por el pecado, la maldad se extendió por toda la raza humana. Por eso también seguimos viviendo situaciones de tristeza y duelo.
Pero esto llegará a su fin. Jesucristo ya ha vencido a la muerte y ha vencido a todo mal. Dios hace una promesa maravillosa a todos los que creen en él: «Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir» (Apocalipsis 21:4).
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Dios, gracias porque a través de tu Palabra estamos seguros de que la tristeza y el luto llegarán a su fin. En el nombre de Jesús. Amén.
Autor: Erno Kufeld
