
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Ya sé todo lo que has hecho en favor de tu suegra, después de que murió tu marido. Sé también que dejaste a tu padre y a tu madre, y la tierra donde naciste, para venir a un pueblo para ti desconocido» (Rut 2:11)
Personajes famosos del cine y la música dejan sus huellas en las estrellas del Paseo de la Fama de Hollywood. El lugar recibe la visita de más de 10 millones de personas al año. La ciudad de Belém no tenía un Paseo de la Fama, pero todos conocían la fama de una extranjera que se había ido a vivir con su suegra.
Rut y Noemí, ambas viudas, regresaron a Belén para reconstruir sus vidas después de tres muertes en la familia. En un momento de desesperación por el hambre, Rut fue a recoger espigas de grano a un campo de cebada que pertenecía a Booz, compañero de su difunto suegro. Como se registra en el libro de Proverbios: «El corazón del hombre pondera su camino, pero el Señor le corrige el rumbo» (Proverbios 16:9). La desesperación se convirtió en esperanza, porque Rut llegó a ser tratada muy bien debido a su fama. Booz le dijo: «Ya sé todo lo que has hecho en favor de tu suegra, después de que murió tu marido. Sé también que dejaste a tu padre y a tu madre, y la tierra donde naciste, para venir a un pueblo para ti desconocido» (Rut 2:11).
Siglos más tarde, Belén fue el escenario de algo aún más notorio, es decir, el nacimiento de un descendiente de Rut, Jesús. A través de él, Dios entró en la historia humana para salvar a los humanos de su mala reputación y pecados y para que pudieran entrar en el paraíso eterno. Puede que no tengamos nuestras manos marcadas en el Paseo de la Fama de Hollywood, pero sí tenemos las manos de Cristo marcadas en nuestras vidas, dándonos esperanza y perdón.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Padre amoroso, te agradecemos tu intervención en nuestra historia. Que tu Espíritu nos ayude a mejorar nuestra fama, para que más personas puedan conocer tu amor. Amén.
Autor: Christian Hoffmann