
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «El que sea más importante entre ustedes, sea siervo de todos» (Mateo 23:11)
Los maestros de la ley y los fariseos de la época de Jesús presentaban un discurso que no encajaba con sus prácticas. Responsables de enseñar la Ley de Dios, terminaron agregando sus propias reglas, haciendo de las obligaciones una carga muy difícil para la gente. Y lo peor es que ellos mismos no cumplieron con lo que ordenaron al pueblo.
Además, hicieron todo lo posible para ser vistos. Ataron porciones de las Escrituras a sus frentes y brazos para presumir ante los demás. En las fiestas y en las sinagogas, ocupaban los mejores lugares. Frente a esta hipocresía, Jesús propone un discurso compatible con la práctica, enfatizando que nadie debería imitar las actitudes de ellos. Él dice: «El que sea más importante entre ustedes, sea siervo de todos» (Mateo 23:11).
Hacer todo lo posible para presumir sigue siendo uno de los males de la sociedad. Y exigir a los demás lo que no estamos dispuestos a hacer revela una falta de amor. Actualmente, se buscan recompensas en todo lo que hacemos. Si bien todos los que trabajan son dignos de sus ganancias, el acto de servir voluntariamente, sin esperar recompensas, es algo que la sociedad necesita urgentemente. En las palabras de Jesús, la verdadera grandeza e importancia radica en servir a los demás. Y la base de esto es hacerlo por amor. El Señor Jesús mismo ejemplificó esto al venir al mundo para servirnos, dando su vida para salvarnos de los pecados. Todo por amor.
Firmados en Jesucristo, y por la fe en él, recordemos que somos siervos del Señor. Y que el Señor Jesús, que nos sirvió por amor, nos ayude a servir a los demás sin esperar recompensas.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Señor Jesús, te damos gracias porque viniste al mundo para servirnos, dando tu vida por nuestra salvación. Ayúdanos a servir a los demás por amor. En tu nombre. Amén.
Autor: David Karnopp