𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Pido también que Dios les dé la luz necesaria para que sepan cuál es la esperanza a la cual los ha llamado, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos» (Efesios 1:18)
«Aprendí de esta manera, siempre lo hice de esta manera y nunca cambiaré». Probablemente hemos dicho esta frase o hemos escuchado a alguien decirla. Más que una simple terquedad, puede reflejar la dificultad que muchos tienen para aceptar algo diferente, nuevo, desafiante.
Esta frase también retrata la relación humana con Dios. Es difícil para nosotros aceptar la gravedad de nuestros pecados, y todavía queremos que nuestra voluntad prevalezca sobre lo divino. Para empeorar las cosas, insistimos en demostrar al Todopoderoso que somos capaces de salvarnos a nosotros mismos, e inventamos varias formas de corregir nuestras transgresiones «negociando» con Dios.
Si Dios mismo no abre nuestras mentes, continuaremos viviendo en el engaño, en una terquedad que nos llevará a la condenación en esta vida y en la eternidad. ¡Afortunadamente, este no es el deseo de nuestro Dios! Y quiere que esto sea conocido por las personas, por lo que envía su Espíritu Santo para hacerlas sabias y revelarles lo que deben saber. Sabiendo esto, el apóstol Pablo pide: «Pido también que Dios les dé la luz necesaria para que sepan cuál es la esperanza a la cual los ha llamado, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos» (Efesios 1:18). Esta luz y esperanza tiene un nombre: Jesucristo.
¡Qué maravilloso es tener la mente abierta por el Espíritu Santo, porque entonces sabemos que hemos sido perdonados de los pecados gratuitamente por la obra redentora del Hijo que nos reconcilia con el Padre! En Cristo, disfrutamos de las maravillosas bendiciones que Dios da a su pueblo (Efesios 1:18). No seamos tercos en continuar con lo que nos impide disfrutar de una vida plena con Dios y las personas, sino que dejemos que el Espíritu Santo nos dé la luz necesaria y nos mantenga con la mente abierta para que Jesús reine en nuestras vidas, ahora y siempre.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Espíritu Santo, mantén mi mente abierta para buscar todas las cosas que importan en el Reino de Dios. Por Jesús. Amén.
Autor: Aramis Jacoby