𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Y si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela y deshazte de ella; es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno» (Mateo 5:30)
En el capítulo 5 del Evangelio de Mateo, Jesús pronuncia unas palabras difíciles de digerir: «Y si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela y deshazte de ella; es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno» (Mateo 5:30). ¿Qué quiso decir Jesús con esa recomendación?
Jesús está hablando de los principios que deben guiar a sus seguidores. Mientras que sus oponentes recomendaban una obediencia superficial de la voluntad de Dios, Jesús conduce a sus oyentes a una visión profunda de esa obediencia. Hablando de adulterio, no solo reprocha el acto, sino el fomento de cualquier deseo, sentimiento o intención pecaminosa. En este sentido, cuando cualquier miembro del cuerpo es instrumental para despertar intenciones inmorales, deseos impuros, que nos afectan y nos alejan del Salvador, es necesario tomar acción. Porque nada vale más que permanecer en el Reino de Dios.
Jesús no está recomendando literalmente la automutilación, sino que está usando un lenguaje figurado para enfatizar la necesidad de evitar vigorosamente las miradas pecaminosas y las acciones pecaminosas.
Frente a las duras palabras de Jesús, ciertamente no hay nadie que se sienta cómodo. No hay nada más que hacer que confiar en la ayuda y la misericordia de Dios. Él nos amó tanto que permitió que Su amado Hijo Jesús fuera crucificado para traer el perdón a todos nosotros. Solo a través de la fe en Cristo tendremos la fuerza para luchar contra el pecado.
Amados y perdonados por el Salvador Jesús, queremos engrandecer su nombre con palabras, acciones, pensamientos, sentimientos e intenciones y continuar activos en su Reino.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Amado Dios, fortalécenos para que podamos vivir dignamente y dar buen testimonio de tu nombre. Amén.
Autor: Paulo Edmundo Jung