𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Digan a los de corazón amedrentado: «Esfuércense y no teman. ¡Miren! Aquí viene su Dios, para castigar a sus enemigos como merecen. Dios mismo viene, y él los salvará.»» (Isaías 35:4)
¡Hay momentos en los que quieres dejarlo todo y huir! ¿Te sientes así hoy? Tal vez oprimido por las frustraciones recientes, o inseguro sobre su situación profesional, o tal vez cansado de sufrir una enfermedad que lo debilita. También puede ser que tus relaciones familiares sean tumultuosas o que la situación política y económica de tu país te quite el sueño.
Las palabras de Isaías tienen la intención de traer aliento en su tiempo de incertidumbre y angustia. ¡Dios no se ha olvidado de ti! Él sabe lo que está pasando, y no te abandonará justo cuando estés enfrentando las tormentas de la vida: «Digan a los de corazón amedrentado: «Esfuércense y no teman. ¡Miren! Aquí viene su Dios, para castigar a sus enemigos como merecen. Dios mismo viene, y él los salvará.»» (Isaías 35:4)
El profeta Isaías nos anuncia que el Señor es Emanuel, Dios con nosotros (Isaías 7:14). No promete que todo saldrá bien, pero nos asegura que estará con nosotros en medio de todas las aflicciones de la vida, apoyándonos y sosteniéndonos. Jesús cargó con tu angustia y la mía, por eso él, siendo Dios, nació como ser humano. El Salvador mismo también sintió ganas de dejarlo todo y salir corriendo al huerto de Getsemaní cuando, en agonía, le pidió a su Padre celestial que lo librara de la copa de la aflicción (Lucas 22:41-44). Él fue capaz de soportar todo porque Dios el Padre lo sostuvo, sosteniéndolo hasta la muerte y resucitándolo de entre los muertos.
Así puedes levantar los ojos de tus aflicciones y angustias presentes, y perseverar firmemente en mirar a Cristo, con la seguridad de que no lucháis solos. El que ha sido fiel hasta el fin asegura: «Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20).
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Señor, tú sabes a lo que me he enfrentado. Sé que eres fiel. Dame fuerzas para continuar, devuélveme la alegría de tu salvación. En Jesús. Amén.
Autor: Paulo Samuel Albrecht