
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Además, voy a darte las cosas que no me pediste: Muchas riquezas y fama, a tal grado que, mientras vivas, no habrá ningún otro rey como tú» (1 Reyes 3:13)
¿Qué le pedirías a Dios en este momento? Seguramente, muchas cosas te están viniendo a la cabeza en este momento, ¿no es así? ¿Tal vez dinero, fama, poder?
Cuando Salomón tuvo la oportunidad de pedirle algo a Dios, hizo una petición sorprendente. Al tener la oportunidad de pedir fortuna, poder o fama, Salomón prefirió pedir sabiduría para gobernar al pueblo de Israel.
Dios estaba tan complacido con su actitud que, además de concederle una sabiduría excepcional, le presentó todo lo que no pidió. Dios le dijo «Además, voy a darte las cosas que no me pediste: Muchas riquezas y fama, a tal grado que, mientras vivas, no habrá ningún otro rey como tú» (1 Reyes 3:13).
¿Tendríamos la misma actitud que Salomón? ¿Actuaríamos también con humildad y confianza? Debes saber que tú también puedes pedirle sabiduría a Dios y él te atenderá.
Para recibir sabiduría, necesitamos tener fe en Dios y confiar en Él sobre de todas las cosas, porque el principio de la sabiduría es la confianza en Dios. Él permitió que Jesucristo, su Hijo, viniera a este mundo, nacido como un ser humano, para llevar humildemente todos nuestros pecados sobre sus hombros y pagar por ellos en la cruz.
Cuando creemos en Jesús, además de recibir la verdadera sabiduría, también recibimos lo que no pedimos. A través de Jesús, Dios nos da el poder del Espíritu Santo y la riqueza del perdón de los pecados. No habrá mayor honor que ser recibido por Jesús mismo en su reino eterno.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Amado Dios, dame la sabiduría que surge de la cruz de Cristo, tu Hijo. Ayúdame a servirte humildemente a ti y a mi prójimo. A través de Jesús, la verdadera Sabiduría. Amén.
Autor: Luiz Osmar Krachinski