𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Y así como está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después venga el juicio» (Hebreos 9:27)
Hay una pregunta tan antigua como la vida misma: «¿Qué pasa después de la muerte?» Las respuestas, tan antiguas como la pregunta, son variadas. Algunos dicen: «¡Está muerto y se acabó, no hay nada después de la muerte!» Otros dicen: «Después de la muerte, el alma vaga por el mundo hasta que paga por sus pecados». Cualquiera que sea la respuesta que dé, no se puede negar que la muerte de un ser querido causa mucho dolor y puede llevar a algunas personas a la desesperación.
De la Palabra de Dios, sabemos que los seres humanos no fueron creados para morir. Por lo tanto, anhelamos la eternidad. Sin embargo, la humanidad desobedeció a Dios y optó por alejarse del Dador de vida. La muerte comenzó a golpear a la humanidad después de que Adán y Eva transgredieron la advertencia divina: «pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque el día que comas de él ciertamente morirás.» (Génesis 2:17). En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo describe la muerte como el pago por el pecado (Romanos 6:23).
Para devolver la vida eterna a los seres humanos, Dios envió entonces a su Hijo, Jesucristo, quien con su muerte y resurrección ganó el perdón de nuestros pecados, garantizando la salvación para todos los que creen en él. Por lo tanto, el autor del libro de Hebreos declara: «Y así como está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después venga el juicio» (Hebreos 9:27). A pesar de que tenemos que enfrentar la muerte y el juicio de Dios, podemos estar seguros de que Jesús nos garantiza el perdón y la salvación.
¿Qué sucede después de la muerte? El juicio de Dios llega, pero para el que cree en Jesús, el veredicto será de absolución y vida eterna con Dios en el cielo. Por la fe en Jesús, ya no tenemos miedo de lo que sucede después de la muerte.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Señor Dios, gracias por la obra de tu Hijo Jesús, que ha asegurado la absolución para todos los que confían en él. Amén.
Autor: Leandro Nilmar Konflanz