𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «Y Pedro les dijo: Arrepiéntanse, y bautícense todos ustedes en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo» (Hechos 2:38)
Hay situaciones en la vida en las que no hay otra pregunta que: «¿Qué podemos hacer?» Esta misma pregunta fue hecha por la gente después de escuchar el discurso del apóstol Pedro. El libro de los Hechos relata que miles de personas se sintieron atraídas por los sonidos que el descenso del Espíritu Santo causó entre los seguidores de Jesús durante la tradicional fiesta de Pentecostés. En ese momento, el apóstol Pedro anunció un poderoso mensaje acerca de Jesús. Dijo que Jesús era el Mesías elegido, que había sido rechazado y asesinado por todos, incluidos los que escucharon el mensaje de Pedro.
Ante el poderoso mensaje, la gente se preguntó: «¿Qué debemos hacer?» Pedro respondió: «Arrepiéntanse, y bautícense todos ustedes en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo» (Hechos 2:38).
La respuesta de Pedro trae algo importante a nuestras vidas. Nuestra situación también es desesperadora. Cuando reconocemos que no tenemos soluciones para muchas cosas en la vida, vemos que tenemos un límite y que necesitamos ayuda para empezar de nuevo. Necesitamos cambiar nuestra forma de pensar y que se nos dé una nueva vida.
La ayuda viene de Dios, que nos envía al Salvador Jesús para que nos alcance. Él produce en nosotros el arrepentimiento y nos da nueva vida por la Palabra y el bautismo. De esta manera, el perdón de los pecados viene a nosotros y el Espíritu Santo nos es dado como un gran regalo de Dios.
Aun cuando todo esté bien con nosotros, debemos seguir escuchando al Salvador Jesús y recibiendo Su perdón misericordioso. Por lo tanto, seguimos dependiendo de Dios y de su misericordia, porque no somos capaces de mantener al Espíritu Santo en nuestras vidas por nuestra cuenta. Esto solo sucede porque Dios nos ama y ha prometido ayudarnos siempre.
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Salvador Jesús, que el Espíritu Santo produzca arrepentimiento y fe en mi vida. En tu nombre. Amén.
Autor: Marcos Jair Fester