
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚: «¿Qué debe hacerse con el hombre a quien el rey desea honrar?» (Ester 6:6)
Amán, un alto funcionario de Jerjes, rey de Persia, preparó una horca para su desafecto, el judío Mardoqueo. Sediento de poder, Amán también persuadió al rey para que emitiera un edicto que permitiera el asesinato de los judíos. Pensando que era capaz de controlar la historia, Amán simplemente no contaba con la acción de Dios en nombre de sus hijos.
El reboleo comenzó inesperadamente. «Amán entró, y el rey le dijo: «¿Qué debe hacerse con el hombre a quien el rey desea honrar?» Y Amán pensó: «¿A quién más puede el rey querer honrar, sino a mí?»» (Ester 6:6). Pensando que el honor era para él, Amán sugiere que el hombre a ser honrado sea conducido en el caballo del rey, vistiendo las túnicas reales y la corona. Pero para sorpresa de Amán, Jerjes le dice: «¡Date prisa! Toma el vestido y el caballo, y lo que has dicho, hazlo con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real. No dejes de hacer nada de todo lo que has dicho» (Ester 6:10). Mardoqueo sería honrado por haber evitado una conspiración para matar al rey.
Después de eso, el humillado Amán vio fracasar su plan para matar a los judíos. La reina Ester, la prometida de Jerjes, era judía e intercedió ante el rey en nombre de su pueblo. Aunque no pudo cancelar el edicto anterior, Jerjes escuchó a su reina y emitió otro edicto que permitió a los judíos defenderse.
Amán aprendió por las malas que Dios tiene el control. Él también está a cargo de nuestras vidas. Inicialmente, todos fuimos condenados a la muerte eterna debido a nuestros pecados. Pero Dios cambió nuestro destino. Él «mostró su amor por nosotros, enviando a su Hijo Jesús al mundo para que tengamos vida por él» (1 Juan 4:9). ¡Qué bueno que Dios esté a cargo!
𝐎𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬: Gracias, Dios, por conducir la historia para que el mensaje de salvación llegara a mi corazón. En Jesús. Amén.
Autor: Erivelton Kiefer Butzke
